Muchas veces, ante los eventos, situaciones y acaeceres de
nuestra vida, nos hallamos en una insoportable impotencia, incomprensión y
desasosiego. Lo bueno... quisiéramos agarrarlo con todas nuestras fuerzas para
no dejar que escapara nunca; de lo malo...
huimos como sea o, en el caso que nos
alcance, nos llenamos de angustia, ansiedad y rechazo. Es difícil conservar la
paciencia cuando algo duele y difícil mantener la serenidad cuando algo nos
llena y hace felices. Nos movemos al son de los acontecimientos como marionetas
de la vida y nos olvidamos de algo tan fundamental como que, lo único que
quedará siempre conmigo... soy yo mism@, el resto no es más que experiencia
pasajera.

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